NOSOTROS

Yeah! nació el 10 de Septiembre de 2014, cuando una mañana, paseando a mi perro me encontré con una persona que vivía debajo de un puente. Con su blanca sonrisa me miró y me dijo - “¿Me regalás tu perro?. A lo que le contesté: “Imposible porque mi perro es como mi hijo”. Su respuesta fue - ”Si estás paseando con tu hijo, ¿por qué no cambiás esa cara de traste?”

Así conocí a Fernando Repetto, ex jugador de rugby, que vivía desde hacía años “en situación de calle”. Esa misma mañana charlamos un rato largo, me contó muchas anécdotas e historias, a su tiempo y sin apuro, me dejó ver su ser interior y su vacío interminable, su impotencia disfrazada de locura, su nobleza y su simpleza, sus códigos adquiridos. En esa charla y casi sin pensar, le propuse caminar juntos.
Todas las mañanas esperaba a Fernando en la puerta de mi oficina y le invitaba el desayuno. Así pasaron varios días, algunos eran con sol y sonrisas, otros nublados y agrisados. Entre muchas charlas y sin darnos cuenta, nos fuimos haciendo amigos. Era una alegría recibirlo pero me angustiaba cuando lo dejaba, porque nuestros destinos eran bien distintos. Me costó entender que lo extrañara, así fue como alguna que otra noche me quedé a su lado hasta que se durmiera, casi siempre con frío, pero abrigados por el calor de la compañía y con algo de optimismo. Uno de esos días le planteé cambiar su historia, desafiarla, sólo bastó un cruce de miradas. Así fue que empezamos a atravesar un largo camino que incluyó internaciones, estudios, tratamientos eternos y una invencible fuerza interior. Todos los días estuve a su lado, sufrimos y lloramos, pero siempre nos divertimos. Hoy sé que el destino hizo una burla para que nos crucemos, esto por varias razones debía pasar.

“La historia de Fernando cambió y junto con eso, la mía también”.

“Lo que das sin esperar nada a cambio, vuelve de muchas maneras multiplicado”

Yo encontré, casi sin buscar, una vocación que me llena, anima, sana, recupera y me reencuentra con la persona que quiero ser.
Cuando empecé a sentir esto, decidí transitar un camino y seguir haciendo más para ayudar a otros. Empecé solo y en el camino me encontré con muchos más con los que compartimos una hermosa pasión que nos hermana y nos hace creer que un mundo mejor es posible, si nos proponemos hacerlo.